Todo aquel que alguna vez haya pensado en visitar Nueva Zelanda, habrá oído hablar de sus famosos y espectaculares glaciares: el glaciar Franz Josef y el glaciar Fox, situados en la costa oeste de la isla sur. Nosotros, sin embargo, aún con la actividad reservada y pagada días antes, nos quedamos con la miel en los labios y cara de tontos, al ver como a las 12 del mediodía del mismo día D nos suspendían la actividad por mal tiempo y/o poca visibilidad. En cualquier caso, creo muy sinceramente que después del shock inicial no lo encajamos nada mal. Cuando uno viaja es habitual estar expuesto a ese tipo de contratiempos, pero con la actitud adecuada casi siempre se obtiene a cambio algo aún mejor, aunque sólo sea por inesperado, y eso fue precisamente lo que nos pasó a nosotros.